JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Incapaz de resolver los grandes problemas internos y externos que aquejan al Estado de Israel, el primer ministro, Biniamín Netanyahu, resolvió huir hacia delante, echar a dos de los ministros claves de los partidos de centro que componían su coalición (Yair Lapid, de Yesh Atid, y Tzipi Livni, de Hatnuá), disolver el Parlamento y convocar a elecciones anticipadas a apenas 22 meses (ni siquiera dos años) de los últimos comicios.
Desde el final de la guerra de Gaza, las tensiones dentro del Gabinete fueron creciendo exponencialmente. Netanyahu cuya popularidad viene descendiendo se encontraba con la disyuntiva de convocar a elecciones ahora, cuando aún sigue siendo el líder con más apoyo en las encuestas, o dentro de siete meses, y probablemente con menor respaldo popular.
Netanyahu prefirió pedir otra vez el apoyo a los votantes; mientras el ex ministro de Comunicaciones, Moshé Kahlon, aún no aparece demasiado preparado, y el brillo de su ex ministro de Finanzas, Yair Lapid, que amenazaba hacerle sombra, se apaga como un cometa pasajero.
El primer ministro dice que como resultado de la última elección, en 2010, la coalición conformada por la suma de cinco partidos pequeños y con

intereses dispares no le dejó gobernar.
El problema es que la población en general está desconcertada, sabe que las elecciones van acompañadas generalmente por un enorme gasto presupuestario y una parálisis de la economía, y cunde una enorme desconfianza sobre cuál será el resultado final. La decisión de Netanyahu de acudir a los ciudadanos podría terminar como un boomerang. El monstruo de las elecciones podría volverse contra su maquinador.
Netanyahu, por la mala experiencia de su primer hostigado mandato - entre 1996 y 1999 -, sabe que para gobernar precisa una tener una pata de izquierda o de centro, para resistir la presión interna y externa.
Algunos analistas esperan que estas elecciones sean positivas para que Israel decida de una vez por todas si se encamina claramente hacia un proyecto de un país primordial-religioso- nacionalista de la "Tierra de Israel" en su totalidad o hacia la aspiración a un "Estado de Israel" inclusivo, liberal y democrático.
De cualquier manera, dado el sistema electoral israelí, enormemente representativo y competitivo pero poco funcional; muchos comentaristas dudan que la tradicional dicotomía entre grandes bloques (izquierda, derecha, etc.), propia de los sistemas presidencialistas, pueda emerger en estos comicios.

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