JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Interpretación y comentario
“Éstos son los nombres de los hijos de Israel que vinieron a Egipto con Iaacov, cada hombre y su familia vinieron” (Éxodo 1:1). Con estas palabras comienza nuestra parashá y la historia de los hijos de Israel en Egipto, la buena vida ahí, el cambio a la esclavitud y la redención. La primera cosa que la Torá quiere destacar son los nombres de los que llegaron a Egipto. ¿Por qué? Porque nosotros debemos recordar quiénes son los que fueron con su padre, aunque ya sabemos de antes quiénes son los hijos de Iaacov. Aquí comienza una nueva historia y debemos saber sobre qué y sobre quiénes se trata.
El nombre no es algo irrelevante, el nombre refleja la marca de una persona, es la primera base para conocerla. Ya desde los inicios de la Creación, el primer ser humano debe darle nombres a todas las creaturas (Génesis 2:19-20), porque cada cosa creada tiene características especiales. Vemos la tendencia de la Torá a explicar cada nombre: Eva -“Javá”- es “la madre de todo ser viviente”, y “Adam” de la tierra (“adamá”) fue creado; Abraham es un poderoso “padre” - “av”- con quien Dios está; y los nombres de los hijos de Lea relatan su sufrimiento como mujer rechazada. Y así con la mayoría de los nombres en la Torá. Cada uno de nosotros pasó por un proceso especial con el nacimiento de su descendencia y la dificultad de elección del nombre que sería dado a nuestros hijos e hijas, porque todos sabemos cuánto va a influir en su vida el nombre recibido.

El niño que en el futuro será el libertador de Egipto, recibe el nombre de Moshé: En nuestra parashá nos encontramos con otra puesta de nombre y su explicación. En su nacimiento, el niño que en el futuro será el libertador de Egipto, recibe el nombre de Moshé - “porque de las aguas fue extraído”. El renacimiento del niño desde las aguas, -como si hubiera nacido de nuevo y en lugar del líquido amniótico del útero materno, la cesta de papiro y las aguas del Nilo son el nuevo útero-, es de donde surge la persona que en el futuro liderará la redención de Egipto. La Torá da la explicacion de su nombre para que estemos seguros de quién es aquella criatura que será el futuro señor de los profetas.
Pero aquí no terminan los nombres en la parashá “Shmot”. Nos encontramos por primera vez de manera clara con el nombre “explícito” de nuestro Dios. Moshé exige a Dios conocer Su nombre, porque Dios también necesita de un nombre, de una

identidad, porque Él también precisa ser destacado entre todo lo demás. Dios le dice: “Ehié asher Ehié” - “Soy el que Soy”-, dijo Él. Así habrás de decir a los hijos de Israel: “Ehié” me ha enviado“. Y después agrega: “...el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Iaacov me ha enviado”. Él es Todo y Su nombre es Todo. Él Fue, Él Es y Él Será. Él es el Creador de todo. Él estuvo antes que nosotros y Él estará después. Y para mayor seguridad, Él también se identifica históricamente: Él es el Dios que Se reveló ante nuestros Patriarcas, pero Su nombre verdadero lo reservó para Moshé. Él es nuestro Dios desde y para siempre. Pero lo que hay en común entre nosotros y Dios es que nosotros tenemos nombres y Él también tiene nombre, o talvez, nombres. Como dice el midrash: “Dijo Rav Aba bar Mamel: Le dijo El Santo Bendito Sea a Moshé: ¿Tú pides conocer Mi Nombre?
Según Mis acciones Soy llamado: A veces Soy llamado “El Shadai” (Todopoderoso, Omnipotente) o “de los Ejércitos” o “Elohim” o “Adonai”. Cuando juzgo a las creaturas, Soy llamado “Elohim” y cuando hago una guerra contra los malvados, Soy llamado “de los Ejércitos”. Y cuando dependo de los pecados de las personas, Soy llamado “El Shadai” y cuando siento misericordia por mi mundo, Soy llamado “Adonai”. (Shmot Rabá 3). Esto quiere decir que Él tiene un nombre para cada una de Sus características y atributos.

“Por tres nombres es llamada cada persona”
Y, en realidad, nosotros también -seres humanos- tenemos varios nombres según nuestras características y atributos, como dice el midrash: “Por tres nombres es llamada cada persona: Uno por el cual la llaman su padre y su madre; y uno por el cual la llaman los seres humanos; y uno que ella adquiere para sí misma.” (Tanjuma - Parashat “Vaiakhel”).
Nuestra parashá comienza con los nombres de los que descendieron a Egipto para que sepamos quiénes fueron ellos; continúa con el nombre de Moshé, el libertador, y nos informa el nombre de Dios. Nosotros sabemos quiénes fueron, qué hicieron y, finalmente, quiénes somos nosotros, creaturas del Dios que es El Todo de la existencia. Por eso, concluiremos recordando las palabras de un poema maravilloso de Zelda (que fue escrito basado en este midrash): “Toda persona tiene un nombre, porque un nombre es el principio y la continuación de su existencia”.

* Comunidad “Taguel Aravá”, Eilat.
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Asamblea Rabínica de Israel, Movimiento Conservador y Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: Rabina Sandra Kochmann
Comunidad “Masortit Mishpajtit beBeit HaKerem”, Jerusalén.

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