JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana


La perasha de esta semana (porción semanal de la tora que se lee semanalmente)
es del libro de Bereshit (Génesis) primer libro de la Tora.

En la perashat hashavua de hace dos semanas comenzamos a leer sobre Iosef y su
relación dentro de la familia. Leímos sobre sus sueños de grandeza
(literalmente) y el amor que se ganó del padre y a causa de estas cosas, el
odio que le tenían sus hermanos. Según el relato aprendimos cosas positivas de
Iosef y cómo logró salir del pozo profundo en el que se encontraba.

La perasha de esta semana nos relata sobe un Iosef diferente, un hombre con
poder, un hombre que se asemeja al faraón, reye de Egipto, mandatario de la
potencia más poderosa de la zona, su mismo hermano, Yehuda (sin saber aún que
es Iosef) lo describe diciendo que tan grande "como el faraón"
(44:18). Leyendo en profundidad veremos que el relato de esta semana no le hace
ver a Iosef tan positivo como lo vimos hace dos semanas.

Esta semana el relato continúa directamente del de la semana pasada, donde los
hermanos de Iosef, menos Biniamin, el más pequeño, bajan a Egipto porque en la
Tierra de Cnaan había sequía, así como había en toda la zona, a diferencia de
Egipto que no la sufrió gracias a los consejos dados por Iosef al Faraón:
Guardar de la cosecha durante los 7 años de bonanza para tener durante los 7
años de sequía (41:33-38).

Iosef, en su nueva posición de grandeza como ministro de Egipto y segundo
después del Faraón, planea hacer sufrir a sus hermanos, así como ellos lo
hicieron sufrir a él algunos años atrás. Como mencioné arriba, los hermanos de
Iosef bajaron a Egipto a comprar comida para toda la familia de Iaakov,
Biniamin no bajó por miedo del padre que pueda pasarle algo a su único hijo
parido por Rajel su mujer amada. Al llegar los hermanos de Iosef a Egipto este
último los reconoció y ellos no a él, así que aprovechando esta posición en la
cual ellos pensaban que tenían frente a sus ojos a un ministro de gran escala
de Egipto, les habló fuertemente y lo acusó de espías (42:14). Los hermanos no
sabían lo qué hacer, cómo hacerle entender a este gobernante, el cual no
solamente los trata mal, sino los acusa de espías. Iosef finalmente les dice
que para probar su inocencia debían traer a su hermano menor, mientras uno de
ellos debía quedarse en Egipto preso.

Finalmente bajan de nuevo a Egipto con Biniamin, los planes de Iosef no
terminarían con ver a su hermano menor, sino decidió continuar con su juego. Al
liberarlos a cada cual con su saco de comida, ordenó a sus sirvientes poner su
copa de plata en el saco de Biniamin y fue que al salir los hermanos de casa de
Iosef, éste ordenó que los siguieran culpándolos de robo. Los hermanos desconcertados,
no podían creer la acusación y creyendo en su inocencia dijeron a los guardias
que en caso de ser encontrado algo en sus sacos, quien fuere, éste quedaría
preso. Para sus sorpresa fue Biniamin a quien le fue encontrada la copa.

Los 11 hermanos fueron trasladados a casa de Iosef, al llegar éste los recibió
como si fueran unos ladrones, hablándoles fuertemente, para esto después de que
los hermanos discutieron con él, accedió a liberarlos excepto a Biniamin, a
quien le fue encontrada la copa.

Después de esta decisión, Yehuda tomó el liderazgo de los hermanos y dio un
paso al frente para hacer entrar en razón a Iosef. Éste dio un discurso al
gobernante egipcio furioso, en el cual explicó las consecuencias que traería a
su padre el hecho de volver sin Biniamin. Sus palabras fueron muy precisas, la
cuales todo el tiempo remarcaba el respeto al mandatario egipcio – Iosef –
llamándolo "mi señor" y llamándose a el mismo, a sus hermanos y al
mismo Iaakov "vuestros siervos". Mas el nivel de respeto no bajó la
dignidad de Yehuda, habló con Iosef  cara a cara, sabiendo que la justicia
está con él y pidiendo al mandatario que juzgue justamente, como lo tiene que
hacer alguien sentado a la altura donde está Iosef.



En el discurso sobresaltó el valor de la familia, describió el dolor que
sufriría su padre en caso que no vuelva Biniamin a Cnaan, en ningún momento
buscó justificarse. Terminó sus palabras diciendo que si son vistos como
culpables, que sea apresado él mismo en lugar de su hermano menor, tomando él la
responsabilidad por éste.

Iosef no puedo contenerse y al momento que su hermano terminó de hablar ordenó
a todos sus sirvientes salir de la habitación y se reveló ante ellos, diciendo
que él es Iosef, lloró y les preguntó si su padre aún vive, estos no entendían
que estaba pasando y se asustaron de repente, éste les dijo que no se pongan
mal por heberlo vendido, ya que gracias a eso él se encuentra en el lugar donde
está. Y así fue que después del emotivo reencuentro, Iosef les ofreció que
bajen todos a Egipto, con ellos su padre y les dio una zona donde podrían
pastar sus rebaños y serían mantenidos por el hermano. Dicho y hecho, los 11
hermanos volvieron a Cnaan por su padre y sus familias y bajaron a Egipto a
asentarse en la Tierra de Goshen, lugar que el faraón le permitió a Iosef dar a
su familia, la cual vivió en Egipto mantenida totalmente por Iosef.

El relato de la Perasha termina contando que el hambre en Egipto era tal que
los mismos egipcios no tenían que comer, por lo tanto iosef comenzó con una
campaña de "expropiación" completa en Egitpo. Los hombres comenzaron
a venir y dijeron al mandatario: No tenemos dinero para comprar, sólo nuestros
rebaños, caballos y asnos. Iosef les dijo que recibirían comida a cambio de
éstos. Al siguiente año vinieron a él diciendo: No tenemos más que nuestras
tierras, pero no comida. Iosef les contestó que les compraba las tierras a
cambio de comida. Al siguiente año vinieron diciendo: No nos queda más que
nuestra persona, cómpranos y serviremos al Faraón, solamente no nos dejes morir
de hambre. De esta forma Iosef dio para el faraón los ganados, los animales,
las tierras e incluso esclavos para el faraón, todo lo que había en la Tierra
de Egipto le pertenecía al rey y por supuesto a sus funcionarios, entre ellos Iosef,
el segundo al mando.

Hay varias cuestiones que resaltan del comportamiento de Iosef. No es el mismo
niño inocente que fue tirado al pozo y vendido por los hermanos, no es el mismo
joven que fue seducido por la esposa de su patrón y luego encarcelado a causa
de ella, no es el mismo hombre humilde que conversa y ayuda a los dos presos
que se encuentran con él en la cárcel y les pide se compadezcan de él. El nuevo
Iosef tiene poder, mucho poder, se ha convertido en casi el manda-más de
Egipto, que el único sobre él es el faraón. Su sueño se ha cumplido y ahora sus
hermanos de prosternan ante él y le llaman "nuestro señor" e incluso
su padre es llamado "su siervo", exactamente como lo soñó. Él guardó
rencor tantos años y  tuvo el momento para "hacer justicia" e
hizo sufrir no poco a quienes lo hicieron sufrir a él, pero en el momento que
Yehuda su hermano le hizo ver que no estaba haciendo justicia, sino abusando de
su poder, el gran Iosef se quebró.

Pero no esto no es lo único que me incomoda en cuanto al comportamiento de
Iosef. A éste le es dado un cargo importante en Egipto, cargo en el cual su
obligación como mandatario es actuar con justicia en cuanto a los ciudadanos
que están bajo su poder, él no solamente debe preocuparse por los setenta miembros
de su familia, sino tiene que preocuparse por todos los egipcios que él mismo
sabe no tienen ni para comer. A mi parecer, Iosef abusa del poder y se apropia
de todo Egipto y no solamente de las tierras y los animales, también de las
personas, tiene en sus manos las vidas de todo ciudadano egipcio en la Tierra,
todos ellos le pertenecen. Y los únicos que son mantenidos por el gobierno
egipcio son Iaakov y su familia, a ellos les da Iosef una tierra donde
asentarse y les proporciona todo lo necesario para su mantenimiento.

Viendo en retrospectiva y reflexión, después de estudiar el comportamiento de
Iosef en cuanto a la población egipcia, no me sorprende que algunas
generaciones más tarde, cuando muere el faraón y se levanta un gobernante nuevo
que no conoce a Iosef, pero si recuerda lo que aquél ministro le hizo al pueblo
egipcio, decida esclavizar al pueblo que no sufrió el hambre, la expropiación y
la humillación creada por el niño esclavo que subió a la grandeza y no supo
manejarlo.

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