JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Parashat “Trumá” Autor: Rabino Gustavo Surazski*

Parashat “Trumá” Autor: Rabino Gustavo Surazski*

Interpretación y comentario
La parashá “Trumá”, junto con la mayoría de los capítulos que quedan del libro de Éxodo, está dedicada a las órdenes de la construcción del Tabernáculo. La impresión que queda después de leer esta parashá, es que Moshé construyó el Tabernáculo con sus propias manos. Casi todas las órdenes se dirigen a él: “Y harás una mesa de madera de acacias...” (Éxodo 25:23), “Y harás un candelabro de oro puro...” (25:31), “Y harás las tablas para el Tabernáculo...” (26:15).
Pero cuando lleguemos a la parashá “Ki Tisá”, veremos que, en realidad, no fue Moshé quien construyó el Tabernáculo: “Habló Adonai a Moshé diciendo: Mira, he designado por nombre a Betzalel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Iehudá... Y he aquí que he asignado con él a Aholiav hijo de Ajisamaj de la tribu de Dan. Y al corazón de todo sabio de corazón he dotado con sabiduría y habrán de hacer ellos todo lo que Yo he ordenado” (Éxodo 31:1,2,6)
Entonces, ¿por qué la Torá nos recuerda el nombre de Moshé como el constructor del Tabernáculo, si sabemos que otras manos lo construyeron?
Esta pregunta ya se encuentra en el Midrash Raba sobre la parashá “Trumá”: “¿Acaso Moshé construyó el Tabernáculo? ¿No está escrito: “E hizo Betzalel y Aholiav y todo hombre de corazón sabio”, Moshé enseñó y Betzalel lo llevó a la práctica. De ahí enseñan nuestros Sabios que se debe recompensar a quien induce a la acción tanto como a quien la realiza, como aprendemos de Moshé, que hizo que Betzalel realice las tareas del Tabernáculo, y el Santo Bendito Sea lo recompensó como si él mismo lo hubiera hecho, como está escrito: “Y el Tabernáculo de Dios, que hizo Moshé en el desierto” (Crónicas 1:21)”. (Shemot Raba 35:3).
Pero en este midrash hay una contradicción interna. Si, realmente, se debe recompensar a quien induce a la acción como a quien la realiza, el versículo citado por el midrash no lo demuestra. Es más: dicho versículo comprueba que la recompensa de quien induce a la acción es superior a la de quien la realiza, pues está escrito: “el Tabernáculo de Dios, que hizo Moshé en el desierto”, y no “que hicieron Moshé y Betzalel”. Sin embargo, esta idea figura en otro lugar de la literatura rabínica, expresada de manera un poco diferente. Dijo Rabi Elazar en el Tratado Baba Batra 9 a: “Es más grande el que induce a la acción que quien la realiza”.
Se puede aprender más sobre esta idea mediante un tema halájico conocido sobre el precepto de la colocación de los tefilín. Generalmente, pensamos que la mano que “realiza” el precepto es aquella sobre la cual colocamos los tefilín. Sin embargo, cuando nuestros Sabios determinaron cómo debían colocarse los tefilín, interpretaron el versículo del libro de Deuteronomio: “Y las atarás como señales sobre tu brazo... y las escribirás en los portales de tu casa” (Deuteronomio 6:8-9), de la siguiente manera: Dijo Rabi Natan en la Guemará (Menajot 37): “Si se escribe con la derecha, entonces se ata con la derecha; y como se ata con la derecha, se los coloca sobre la izquierda”.
La mano importante es la que ata los tefilín y no sobre la cual ellos están colocados. Y aunque parezca que la mano sobre la cual está colocada la “tefilá” (singular de “tefilín”) de la mano es la que cumple el precepto, lo correcto es lo contrario.
La mano que ató aquella tefilá es la que llevó a la práctica el cumplimiento de ese precepto. La mano sobre la cual está colocada la tefilá solamente recibió el mérito del precepto que fue cumplido por la mano que ató. Todo esto -“Es más grande el que induce a la acción que quien la realiza”- logra colocar en un mismo nivel a todo el público que recibe la orden del cumplimiento de los preceptos, pues es muy problable que no todos tengamos las mismas capacidades para ser “realizadores”, pero, sin duda, todos tenemos el potencial para “inducir a la acción”.
Es muy probable que Moshé no tenía el potencial para construir el Tabernáculo y la genética no estuvo de su lado en el momento de repartir habilidades artísticas.
Pero fue él quien alentó al pueblo a colaborar y quien enseñó la planificación a Betzalel. Moshé fue el que no pudo dormir hasta que la obra estuvo terminada.
Y aunque Betzalel construyó el Tabernáculo, Moshé fue quien lo llevó a realizarlo, porque “es más grande el que induce a la acción que quien la realiza”.
* Comunidad “Netzaj Israel”, Ashkelon.

Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conser-vadoras.
Traducción: rabina Sandra Kochman
Traducción:
Rabina Sandra Kochmann

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