¿Occidente se suicida? Autor: Dr. Guido Maisuls, Kiriat Bialik
Mientras miro la pantalla de mi televisor donde desfilan las dantescas imágenes de las manifestaciones en El Cairo siento la sensación de estar observando un mundo muy complejo, regido por extrañas e impenetrables reglas muy difíciles de comprender a priori de un análisis profundo.
Un escenario extraído de una novela de Franz Kafka y centrado en un Medio Oriente complejo, retorcido y laberíntico. En este preciso momento donde se encuentran y se enfrentan todos los intereses y los actores de la comunidad internacional. En un extraño escenario donde se juegan varias partidas de ajedrez al mismo tiempo.
Una amenazante presencia de las organizaciones terroristas como Hamás y Hizbolah patrocinados por Irán, que intimidan a la dirigencia árabe, con el inevitable fortalecimiento del Islam radical en lugares como Egipto, Jordania y Arabia Saudita.
Un autoritarismo absolutista y corrupto que ya se tambalea torpemente como el de los regímenes pro occidentales árabes (como Mubarak en Egipto, Hasán II y Mohamed V en Marruecos, Abdullah de Arabia Saudita y Abdala II en Jordania) que sólo desean conservar el statu quo, pues cualquier posibilidad de cambio constituye una amenaza a sus privilegios de “las mil y una noches”.
Un Egipto que estuvo desde hace mucho tiempo intentando -sin éxito- contener la creciente popularidad de la Hermandad Musulmana y el rey de Jordania que estuvo esforzándose de la misma manera y con los mismos resultados frente al Frente de Acción Islámica.
Una Franja de Gaza donde todo continúa igual, donde los cambios no existen y ni siquiera son ficticios, con su población cada vez mas paupérrima y hambrienta que nunca, gobernada por las mismas bandas de fascinerosos (esta vez sin Al Fatah) y mantenida por la asistencia para los refugiados de la ONU, por donaciones humanitarias directas de Gobiernos de Europa y del Golfo y por el aporte económico, militar e ideológico y ya no tan solapado de los clérigos iraníes.
Una frontera entre Egipto y Gaza a través de la cual el Gobierno de Mubarak intenta frenar el contrabando de armas desde el Sinaí hacia la franja, pasible de convertirse hoy en la pesadilla tan temida de caer en poder de un régimen simpatizante con Hamás.Una ventaja arrolladora obtenida por Siria e Irán frente a los europeos y norteamericanos en el Líbano que permite que la Hizbolláh se apodere del gobierno libanés y cree un creciente foco de inestabilidad e inseguridad en la frontera norte de Israel, ahora si peligrosamente pegada al Irán nuclear de Mahmud Ahmadinejad.
Una importante presencia del Islam radical entre los manifestantes del Cairo, una potente señal de que los Hermanos Musulmanes se están movilizando y preparando activamente para derribar el régimen de Mubarak y acceder al poder. Esta organización fundamentalista islámica es una protagonista muy importante y uno de los principales referentes del Islam radical egipcio.
Un alarmante escenario probable pronosticado por los especialistas en medio oriente que es la rápida islamización de Egipto y de varios estados de la región y no una esperanzada apertura hacia la democratización y modernización de estas sociedades.
Un Premio Nobel de la Paz llamado Mohammed el-Baradei, que se ha puesto al frente de las protestas y es un serio riesgo para un Israel que ya tuvo la experiencia de tratar con alguien demasiado parcial con el Irán nuclear cuando fue director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), a sabiendas de la posibilidad que llegue a forjar una alianza con los Hermanos Musulmanes.
Un Estado de Israel que ante la posibilidad de la caída de Mubarak y el régimen tambaleante de Jordania, quedaría en una precaria situación de no tener países aliados estratégicos con quien dialogar en este Oriente Medio.
Un presidente como Barack Obama que comenzó su mandato con viajes a Turquía, Egipto y Arabia Saudita y con grandilocuentes disertaciones en Ankara y El Cairo intentó hermanar a su país con el mundo islámico. “Yo soy uno de ustedes” y “El Islam tiene una tradición de tolerancia, algo que vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición. Es el ejemplo de Al Ándalus”.
Una intervención occidental en Afganistán liderada por la Administración Obama que se encamina al rotundo fracaso pues los talibanes se fortalecen cada vez más y de no mediar un cambio muy rápido de estrategia, este Islam radical dominaría ampliamente toda esa región asiática.
Un increíble Jimmy Carter que durante su gestión en la Casa Blanca se permitió la estupidez de perder a un Irán pro occidental y uno de sus mejores aliados y permitir su transformación en una República Islámica fundamentalista y anti occidental.
Un endeble y desorientado Barack Obama que puede llegar a lograr algo muy similar ya que la potencia que preside se perfila como una firme candidata a perder las alianzas estratégicas tan sólidas que posee con Turquía, Egipto, Arabia Saudita y quién sabe que otros países más de Oriente Medio.
Todos los manifestantes de Egipto, Túnez, Argelia, Libia, Jordania, Yemen, Marruecos y otras naciones árabes también candidatas al gran terremoto tienen el legítimo derecho de salir en sus ciudades a protestar y a exigir que caigan esos regimenes corruptos, vitalicios y hereditarios.
Regímenes que por medio de elecciones fraudulentas se eternizan en el poder para hacer reinar el despotismo, el privilegio y la falta de libertad. Sistemas que mantienen encarcelados a sus poblaciones en la pobreza, la ignorancia y la desesperanza. Pero las multitudes que ocupan las calles desgraciadamente están expuestos a ser miserablemente manipulados por el Islam radical y destinados para ser súbditos de medievales republiquetas islámicas como ya ocurrió con Irán.
¿Estarán las anónimas y espontáneas multitudes, conscientes hacia donde se dirigen?
¿Tendrán los manifestantes, una plena idea hacia adonde estará siendo llevado su sincero y sentido descontento y sus legítimas aspiraciones de justicia?
¿Podrán ellos -los que protestan- a ultimo momento ayudar a construir sociedades democráticas, pluralistas y dignas de ser vividas?
¿Lograremos entre todos nosotros, evitar la aparición de nuevas Republicas Islámicas de Irán?
¿Occidente se suicida?