JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Como animales de presa, los seres humanos se agreden unos a otros tanto en la guerra como en la paz y en los diferentes aspectos de la vida. Parece que hay un gen que no permite la convivencia, el respeto, compartir absolutamente nada, el diálogo o el consenso. No sucede solamente en lugares como Medio Oriente, donde las guerras religiosas, las luchas por el poder político o militar, y los enfrentamientos por territorio son cosa de todos los días. Aun en el comportamiento individual de los civiles que viven en países democráticos sin conflictos la violencia se manifiesta a través de reacciones desmedidas frente a cualquier hecho que pueda servir como detonante. Violencia no solo es la guerra, también lo es asesinar, robar, violar, imponer condiciones por la fuerza, obligar a las personas bajo amenazas y muchas otras prácticas que hoy son comunes en todos los países del planeta.

La violencia en busca de “la frutilla del postre”
Medio Oriente está viviendo una época que cada día se manifiesta más violenta. Nuevos grupos terroristas, fundamentalistas y fanáticos, se sumaron en los últimos años a los demasiados que ya existían y a los que este nuevo fenómeno parece haber reactivado en sus actividades. Muchos actuaban esporádicamente y generalmente contra blancos judíos o israelíes, otros lo hacían en sus países por intereses internos, contra etnias o grupos diferentes a los suyos. Deberíamos desear que triunfen los que serán luego mejores con su propia sociedad y con la de sus vecinos, pero todos son igual de violentos, todos igual de crueles. Al final todos van por la frutilla del postre que es Israel. Quien logre algún tipo de triunfo, real o inventado (como habitualmente lo hace Hezbollah, que aun cuando pierde publicita que ha ganado), obtendrá el plus del respeto y el temor de otros grupos extremistas y de algunos gobiernos musulmanes o persas. Estamos ante un reposicionamiento político, militar y territorial en el que todo se mueve como un tsunami, un terremoto que comienza y se detiene en forma intermitente pero que no termina de definir ganadores y perdedores. Los grupos mejor preparados como el ISIS, que además presentan un proyecto político con la creación del Estado Islámico, tienen los recursos financieros y militares como para aventurarse fuera de su territorio habitual y han salido a conquistar ciudades Sirias que estaban en manos del gobierno o de los rebeldes, (lo cual no hace diferencia para ellos). Muchas de esas ciudades están en la cercanía de la frontera con Israel, por el norte y por el Sur, demostrando que aunque se hagan los distraídos el estado judío es un objetivo principal para ellos.

Violencia contra los drusos de Siria
Las familias drusas que han quedado divididas a uno y otro lado de la frontera israelí se encuentran en una disyuntiva difícil de resolver. Los drusos israelíes son parte activa de la vida del país, participan en el ejército y ofrecen su vida en las guerras defendiendo a Israel. Hace pocos días, sus líderes reclamaron apoyo para evitar la masacre de sus familiares que viven del otro lado sin obtener oficialmente hasta ahora una respuesta positiva. En las últimas horas se sucedieron las protestas en las aldeas drusas del norte y hasta fue agredida una ambulancia que trasladaba heridos sirios al hospital. Las protestas no cesan y no cesarán hasta que no se encuentre alguna solución al problema. Los drusos no entienden cómo pueden integrar un ejército que apoya de alguna forma a los rebeldes sirios que combaten a las tropas de Assad pero que a su vez (como en el

caso de Al Nusra) son los que atacan a sus familias, primos y tíos que están del otro lado. Como dice el refrán no se puede estar en la misa y en la procesión. La situación es delicada y comprensible. ¿Quién puede pretender que ayuden a quienes quieren matar a sus familiares?

Violencia contra los niños en Siria
Los niños sirios son las víctimas más infames de la guerra civil en Siria, porque ellos no pueden decidir, no pueden defenderse, ni siquiera pueden atacar. Según los datos de Acnur y Unicef, 3500 niños y menores de edad sirios huyeron a Jordania, el Líbano e Irak sin acompañantes, separados de su familia que en muchos de los casos fue asesinada. Hay ya un millón de niños refugiados y otros dos millones de niños desplazados dentro del territorio del país. Aproximadamente 7000 menores fueron asesinados. Otros son obligados a matrimonio precoz, explotación sexual o trabajos forzados. La ONU está al tanto de todo esto porque son datos oficiales de sus propias agencias. Sin embargo el Secretario General de las Naciones Unidas menciona este hecho como uno más y hasta lo compara con la muerte de niños en la guerra de Israel contra Hamás. Dijo Ban Ki-moon: “Estoy profundamente alarmado por el sufrimiento de tantos niños causados por las operaciones militares de Israel en Gaza del año pasado” La ONU está ciega o por lo menos bizca, ve hacia un solo lado y lo hace con premeditación. Esto tiene que ver con la conformación del organismo que está dominado por representantes de países que apoyan o simpatizan con el terrorismo y que comparten el deseo de atacar a Israel bajo cualquier pretexto o circunstancia mientras se distraen para no ver los terribles acontecimientos que ocurren en el mundo.

Violencia diaria en países sin guerra
En todo el mundo, y nos referimos a los países que no están en guerra, las personas tienen que soportar actos que violentan sus derechos y ponen en peligro sus vidas. En las calles de muchísimos países es imposible transitar sin ser asaltados, agredidos, violados o incluso asesinados. Incluso en los considerados grandes países siempre aparece un loco suelto que entra en una Universidad o en un lugar público, (si es judío mejor), y se dedica a matar a todos los que estén a su alcance para satisfacer su sed asesina y violenta. En Israel sin depender del tema de la guerra, extremistas desaforados destruyen una iglesia católica en Tiberias, un patrimonio religioso, cultural y turístico del país para satisfacer sus bajos instintos. En Uruguay unas decenas de inadaptados destruyen la tribuna de un estadio y tiran las sillas a la policía que a su vez las devuelve a los agresores en una imagen surrealista y abominable. En Argentina una chica de 15 años que fue a la fiesta de cumpleaños de una amiga en el que había 300 invitados fue violada por cinco desconocidos armados a metros del local del evento, mientras los secuestros se convierten en moneda corriente. La justicia no funciona como debe o no es suficiente para detener estos hechos. La prevención tampoco funciona y muchas veces ni siquiera existe. En lugar de disfrutar de las ventajas de la paz, los ciudadanos de esos países viven con el mismo stress y la misma presión que si estuvieran en guerra. Los enemigos están dentro y no se sabe quienes son. Aparecen de repente, cometen sus delitos y huyen. El mundo se ha convertido en un sálvese quien pueda, en un espacio violento donde la vida cada vez vale menos, donde hay que tener suerte para no morir en el intento.

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