JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Interpretación y comentario
La parashá “Vaikrá“ nos llega dentro de una tormenta de problemas públicos que sufrimos como ciudadanos del Estado de Israel. Un caso tras otro, y la canción de Java Alberstein “London“ (Londres), se torna relevante: “Adiós, yo viajo... No es que tenga ilusiones sobre Londres. Pero en Londres hay más películas, en Londres hay buena música, en Londres la televisión es excelente, en Londres las personas son más amables, de manera que así la desesperación se vuelve más liviana...“.
Antes que la desesperación crezca, leamos la parashá y aprendamos sobre liderazgo y responsabilidad.
En el capítulo 4, hay cuatro versículos que señalan quiénes son los pecadores: “la persona que pecare por ignorancia“ (vers. 2); “si el cohen (sacerdote) ungido pecara para culpa del pueblo“ (vers. 3); “si toda la congregación de Israel errare“ (vers.13); “cuando un gobernante pecare“ (vers.22).
El texto bíblico podría haberse conformado con escribir “el hombre“ o “la persona que pecare“ para incluirnos a todos en el círculo de pecadores. Sin embargo los versículos distinguen entre “persona“, “sacerdote ungido“, “la congregación de Israel“ y un “gobernante“.

¿Cuál es el mensaje que se puede extraer de cada uno de ellos?
“La persona que pecare por ignorancia“: En Vaikrá Rabá 4:6, interpretan “persona“ como un individuo solo que pecó. Sin embargo el mensaje es que todos sufren las consecuencias de su pecado, porque nos transformamos en cómplices del mismo. Aquí hay una exigencia de responsabilidad colectiva: Cuando alguien ignorante se encuentra entre nosotros, debemos actuar. La falta de acción, nos convierte en cómplices.
“Sacerdote ungido“, “la congregación de Israel“ y el “gobernante“: son los tres responsables de la conducción del pueblo de Israel. El primero es el Cohen HaGadol, el Gran Sacerdote. El segundo son los representantes públicos: el Sanedrín; y el tercero es el gobernante que la Mishná (Tratado de Horaiot:3:3) llama “rey“, por sobre el cual sólo se encuentra Dios.
¿Cuál es la responsabilidad de estos tres líderes, tanto ayer como hoy?
En el caso de “el sacerdote ungido que pecó“, según Ra- shi, la culpa viene del pueblo, porque el sacerdote se ve influenciado por la conducta de ellos cuando va a expiarlos. Es decir, él se corrompe por la situación del pueblo.
De aquí se pueden entender dos cosas: sobre los hombros de los líderes recae una gran responsabilidad: El pueblo necesita de ellos para que recen para que sus pecados sean expiados. Sin embargo, también se puede entender que el pueblo es responsable. Según Sforno: “Si alguien reza y se equivoca, es una mala señal para él. Pero si el que lidera a la comunidad en el rezo se equivoca, es una mala señal para aquellos que él lidera... Porque el error no fue de su corazón, sino que le pasó por culpa del pueblo“. Sforno, al igual que Rashi, quita la responsabilidad de los hombros del líder y la deposita en el pueblo.
En lo que se refiere a “la congregación de

Israel“, Sforno deposita toda la responsabilidad en manos del Sanedrín “porque por el hecho de ser los ojos del pueblo que deben observar en favor de otros, no actuaron bien al no observarse a sí mismos“.

¿Y qué sobre el gobernante que pecó?
Rashi (cap. 4:22) analiza la palabra “asher“ (N. de T.: Que puede ser entendida como “cuando“ o “feliz de“): “Feliz de la generación que su gobernante se preocupa por expiar su error, aún más, que se arrepiente de sus malas intenciones“. Sforno (también en el cap. 4:22) dice sobre estas últimas palabras: “Cuando un gobernante pecare pues efectivamente es de esperar que peque, como dice: “Pero engordó Ieshurún y coceó“ (Deuteronomio 32:15), y dijo y es culpable, ya sea si reconoció su error por sí mismo o porque otros le hicieron notar“.
De las palabras de Rashi y Sforno se pueden ver dos posturas: una hacia el sacerdote ungido y otra hacia el Sanedrín y el gobernante. Mientras la culpa del pecado del sacerdote ungido recae sobre el pueblo, en el caso de los otros dos líderes, la responsabilidad del pecado recae sobre ellos mismos.
El hecho de depositar la responsabilidad en el público nos resulta conocido en nuestro país. Ése es uno de los síntomas de la falta de un liderazgo responsable cuyas consecuencias las estamos sufriendo todos. Cuando los líderes del pueblo niegan sus pecados sin vergüenza, esto representa un gran peligro para el pueblo. Nuestros representantes públicos reflejan nuestro nivel moral, de ellos tomamos el ejemplo y avalamos su conducta con nuestro silencio.
Voy a culminar con optimismo, otra vez con Java Alberstein y la canción “El hábito se transforma en natural“:
“Cuida mi alma del hábito de quejarme mucho, eso no ayuda y se convierte en vicio. El hábito se transforma en natural, y lo natural es difícil de cambiar, aunque de manera constante hay que intentar. Permíteme aprender de mis errores y volver a equivocarme. Permíteme olvidar lecciones, y continuar aprendiendo...“.

Estudio y análisis
Rabino Dr. Alexander Even-Jen
En el libro de Vaikrá hay instrucciones exactas sobre el ritual de los sacrificios que los cohanim (sacerdotes) deberían hacer en el futuro para expiar los pecados. ¿Por qué se da un lugar tan central a las ceremonias y mínimos detalles de cómo debían ser sacrificados los animales que iban a cargar con nuestros pecados? ¿Por qué hay que construir un Santuario cuyo objetivo es permitirnos liberarnos de nuestros sentimientos de culpa? ¿Acaso no era mejor establecer un Gran Templo cuyo objetivo sea permitirnos el encuentro y la creatividad espiritual? ¿Acaso hay que otorgar un lugar tan central al “pecado“ en nuestra vida espiritual?.

Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: rabina Sandra Kochmann

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