JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Parashat “Behar” Autor: Rabino Dr. Guil Nativ*

Interpretación y comentario
Tres veces se repite la palabra “imjá” (junto a ti, contigo) en dos versículos: “Y extendiere su mano junto a ti”, “y que viva contigo”, “para que viva tu hermano contigo” (Levítico 25: 35-36). Según la interpretación literal, se trata de la obligación que tienen los vecinos y parientes cercanos (“contigo” significa cercanía geográfica) de quien se empobrece, de ayudarlo con un préstamo sin intereses para que no tenga que venderse a sí mismo como esclavo. Según la interpretación más analítica, estas lecturas representan tres principios de las relaciones humanas, no sólo con los pobres del pueblo de Israel, sino con toda persona y con toda la sociedad humana:
“Y extendiere su mano junto a ti”. No por causa tuya. Si se empobreciere uno de tus hermanos, debes juzgarte a ti mismo: ¿cuál es mi responsabilidad en ese empobrecimiento? ¿Acaso le di un mal consejo económico? ¿Acaso cerré mis manos cuando me pidió un préstamo o no hice caso cuando necesitó ayuda y tuvo vergüenza de pedirla? ¿Acaso las leyes de la economía y la política impositiva de mi Estado permiten a todo empleado mantenerse económicamente a sí mismo y a su familia? No hay que esperar que aparezca la oportunidad de cumplir el precepto de “liberación de los cautivos” para abrir el corazón y la billetera. Hay que identificar a quien está cayendo en la pobreza al comienzo de su caída.
El midrash compara a la persona que cae en la pobreza con un animal: “Se parece a la carga que lleva un burro: mientras está sobre el burro, uno puede sujetarla y sostenerla. Si cae al suelo, ni cinco personas juntas pueden levantarla”.
Según la continuación del versículo “habrás de sostenerlo, fuere extranjero o residente” -no sólo “tu hermano”, sino también quien es “extranjero o residente”-, también el no judío que vive en tu barrio tiene derecho a recibir ayuda para que no caiga en deudas ni se esclavice por causa de su deuda. La frase “extranjero o residente” (“guer ve toshav”) en la Biblia se refiere a todo aquél que es minoría étnica en la sociedad en la cual vive (Génesis 23:4), pero Nuestros Sabios distinguieron entre “guer” (extranjero) que es “guer tzedek”, es decir, quien se une al pueblo de Israel, y “toshav” que es “guer toshav”, que solamente se comprometió a no realizar idolatría en la tierra de Israel. En otro sentido, éste hubiera sido considerado en el hebreo de nuestos días: “oved zar” (“trabajador extranjero”).
“Y que viva contigo”. No por debajo de ti, sino en igualdad de condiciones. “Todo aquél que compra un esclavo hebreo, es como que comprara un amo para sí mismo” (Kedoshim 20:a, 22:b; Arajin 30:b). Esta declaración suena como una “exageración”, pero se basa sobre la ley que prohibe actuar de manera discriminatoria con el esclavo en lo referente a las condiciones de comida y vivienda en comparación con su amo.

Si esas eran las condiciones en relación al esclavo en la antigüedad, es mayor aún la obligación de invitar al obrero a comer con los dueños de casa en nuestros días, y aquél que trabaja en tareas manuales debe disfrutar de las mismas condiciones sociales que los trabajadores de “cuello blanco”. En el seder de Pesaj, el sirviente hebreo se sienta con su “amo” y demuestra con ello que no teme a su amo (Talmud de Babilonia, Pesajim 108:a).
“Para que viva tu hermano contigo”. Pero no en tu lugar. Una de las grandes enseñanzas de la Torá es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18), y constituye una gan exi-gencia, pues la naturaleza del ser humano es amarse a sí mismo más que a los demás, pero no hay en la Torá una exigencia extrema de amar a los demás más que a uno mismo. La discusión entre Ben Petura y Rabi Akiva (Baba Metzia 62:a) en la situación en que dos personas van por el desierto y una de ellas tiene una cantimplora con agua es, aparentemente, una discusión sobre el texto bíblico “para que viva tu hermano contigo”. La Guemará no dice qué “enseñó” Ben Petura, pero él interpretó las palabras “para que viva tu hermano contigo”, de manera diferente a la interpretación de Rabi Akiva. Si, al final de cuentas, tu hermano no vivirá contigo, mejor que mueran los dos. En contraposición, Rabi Akiva obliga al dueño de la cantimplora a tomar toda el agua y asegurarse de que seguirá con vida. La idea de “tu vida precede a la vida de tu prójimo”, Rabi Akiva la basa en “para que viva tu hermano contigo”. De este texto, él entiende que la obligación de salvar a tu hermano rige solamente cuando él sobreviva contigo.
Mientras el mundo siga girando, la pobreza y la riqueza no acabarán. Siempre habrá aquéllos que poseerán más riquezas que los demás y aquéllos que usarán sus bienes para modelar a la sociedad y a sus leyes de manera que puedan acumular más riquezas. ¡Pobre de la sociedad que intente detener esos procedimientos por la fuerza, pero mucho más pobre de la sociedad que abandona a los pobres y débiles en manos de “la fuerza del Mercado!”
“Im” (con), la preposición más difundida en la Biblia, perdió un poco de profundidad en el hebreo moderno. Barak dijo a Débora en la Biblia: “Si vienes conmigo” (“imí”); un Barak moderno diría “ití”. “Ití” es más lejano que “imí”. La capacidad de estar “con” otra persona no es solamente la mano extendida para ayudarlo cuando caiga o el darle un poco de agua de la cantimplora, sino que es la capacidad de escucharlo con el oído interno y distinguir entre cuándo él espera ayuda y cuándo él sólo quiere que estés “con” él, escuchándolo e identificándote con él de manera silenciosa y atenta.
* Comunidad “Maguén Abraham”, Omer
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: rabina Sandra Kochmann

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