JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Parashat “Nasó” Autor: Judith Miller-Zamir*


Interpretación y comentario
La lectura aceptada del caso de “Sotá” (la mujer sospechosa de adulterio) genera reflexiones tristes sobre la concepción anti feminista de la Biblia. Parece que el solo hecho de que un hombre sospeche de su mujer, “que pase sobre él un espíritu de celos”, es suficiente para que la mujer tenga que pasar por una ceremonia humillante.
Una lectura más meticulosa descubre nuevas opciones apasionantes.
La base del caso no queda clara: el hecho ocurrió o no ocurrió. Hay dos casos, aparentemente entretejidos uno con otro, a lo largo de este relato: La mujer transgredió o no transgredió. El caso comienza con una repetición: “Ish ish”, “hombre hombre” (traducido como “cada hombre”), “y celare a su esposa y ella fuere mancillada; o pasare por su mente espíritu de celos... pero ella no fuere mancillada”.
Sobre el hombre pasa un espíritu de celos y él vive en un mundo caótico. Ocurrieron o no los hechos. Frente a él, la mujer: “se ocultó”, “no fue encontrada”, “y quedó oculto a los ojos de su esposo”. Aparentemente, el hombre podría divorciarla, pero el hombre necesita aclarar las cosas, necesita una separación. Parece que ellos viven uno al lado del otro en silencio. Ambos son víctimas de la difícil realidad que existe entre ellos.
En cuatro hechos se basa mi lectura del caso de la mujer sospechosa de adulterio:
Es el único caso en la ley bíblica en el cual se pide a Dios que intervenga en las relaciones entre las personas para sacar a luz la verdad.
En este tema hay una sucesión de palabras y conceptos únicos: “se hinche”, “espíritu de celos”, “aguas sagradas”, “oblación por celos”, “el suelo del Tabernáculo”, “recuerdo de la iniquidad”, “oblación de remembranza”, “desmoronar el muslo”, entre otros.
La ofrenda está compuesta sólo de materia prima: harina de cebada sin aceite ni incienso.
El cohén coloca agua y polvo en un recipiente de arcilla hecho con agua y tierra.
De estos datos se entiende que se trata de una nueva creación del mundo. El mundo en caos en el cual ellos viven, -en el cual la mujer y el hombre son una misma carne-, exige una separación cuyo objetivo es la unión renovada. Dios, -que creó Su mundo de la separación entre la luz y la oscuridad, de la separación entre las diferentes aguas-, ahora también es exigido a separar. El cohén es el intermediario y el sacrifício simboliza la relación entre los miembros de la pareja: difícil, sin ternura, sin consuelo y sin vitalidad. El uso de gran cantidad de palabras únicas surge de la necesidad de inventar un nuevo lenguaje para intentar crear de nuevo el mundo de la pareja. El recipiente que está en manos del cohén está hecho de dos elementos básicos de la Creación: de agua y polvo que se unieron mediante el fuego y no se

pueden separar, que a su vez contiene agua y polvo separados. En el agua y el polvo sagrados -donde la santidad significa separación- se encuentra la posibilidad de la transformación de las aguas en “aguas amargas” o en “aguas de vida”.
La voz oculta de la mujer se escucha cuando dice “amén y amén”. En el mundo oscuro en el cual ella vive su doble vida, se escuchan sus dos voces, que permitirán la separación. Las dos voces de la mujer llevan al cohén a escribir claramente el juramento que incluye el nombre de Dios y a borrarlo con agua. El sentido bíblico de la palabra “borró” es: eliminó, anuló y aniquiló. Las dos opciones están abiertas delante nuestro: la eliminación permitirá la separación, la claridad y la liberación.
La presentación frente al cohén, en la que participan sólo la mujer y el cohén, permite la revelación. La mujer oculta se abre” y (el cohén) descubre la cabeza de la mujer”.
El proceso permite tanto al hombre como la mujer quedar absueltos: “será absuelta y será fecundada con simiente”, “y quedará el hombre absuelto de iniquidad”.
“Absuelto” en el lenguaje bíblico significa “liberado”. La mujer y el hombre se liberarán. Frente a la palabra “celos” se encuentra la palabra “absolver”: el hombre será absuelto de su pecado y la mujer será fecundada. Sus principales relaciones serán completadas. Un nuevo mundo será creado.
Es interesante que en la Mishná, en el Tratado de Sotá, lo ambiguo desaparece. “Si uno tiene celos por su mujer, dice Rabi Eliezer: debe declararle sus celos delante de dos testigos”. Esto contrariamente a lo que dice la Torá: “pero no hay testigos contra ella”.
En la Mishná, la mujer es juzgada delante de un Tribunal y no está sola frente al cohén. El oscuro espíritu de celos que enloquece al hombre desaparece y en su lugar aparecen hechos firmes. También la ceremonia en la cual participa el cohén es diferente en su esencia de aquélla de la Torá: “El cohén la tomaba de la ropa... hasta que descubría su pecho”. Una ceremonia humillante por donde se la mire. Nuestra lectura del caso de la mujer sospechosa de adulterio como un caso que daña el honor y el lugar de la mujer viene, según mi entender, del concepto de la Mishná.
Esta lectura abre una puerta al análisis de nuevas preguntas como: ¿por qué la mujer que es absuelta, es fecundada? ¿Por qué solamente la mujer se presenta ante el cohén? ¿Cuál es el cambio por el cual pasa el hombre? ¿Qué pasa si la mujer realmente cometió adulterio? ¿Qué lleva a Nuestros Sabios a interpretar de esta manera el caso de la mujer sospechosa de adulterio?
“Y lo que queda, ve y estúdialo”.
* Consejera académica-pedagógica de la Escuela en Crecimiento de Shlomi, y profesora del curso de Lecturas Feministas en el Seminario de los Kibutzim

Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.

Traducción: rabina Sandra Kochmann

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