El nuevo gobierno y la lucha contra el racismo EDITORIAL AURORA

[Jayme Fucs Bar]

Dos temas preocuparon a la sociedad y los medios de comunicación de Israel en los últimos días y ambos, sin relación alguna entre ellos, con la misma o similar intensidad. Además, coincide que el Presidente Shimon Peres, en un caso porque así lo establece la ley y en el restante por su peso moral, es el protagonista.
El primero es, obviamente, el de la formación de la alianza coalicionaria que determinará luego la integración del gobierno.
Peres está en plena tarea de entrevistar a los líderes de las bancadas que ingresaron a la Knéset como resultado de las recientes elecciones. La ley establece que después de escucharlos debe encomendar a quien cuente con el mayor respaldo el armado de la coalición y del gobierno.
El resultado se puede predecir ya que dirigentes políticos que cuentan detrás de sí con unos 80 diputados afirmaron previamente que recomendarían a Biniamín Netanyahu para llevar adelante las negociaciones.
Lo único que falta por saber es cómo y quiénes en definitiva estarán alrededor de la mesa del gabinete. El ingreso o no de partidos al gobierno de por si determinará buena parte de los lineamientos y la temática de los futuros debates. Para los socios de la coalición, particularmente los que dan los primeros pasos en la política como Yair Lapid, el

hecho de imponer sus condiciones a Netanyahu será una prueba de fuego que marcará el futuro de su partido, Yesh Atid.
El segundo asunto que estuvo en el orden del día no tiene directa relación con la política nacional pero sí con la vida en Israel. Indeseables manifestaciones de racismo se apoderaron de las tribunas de las canchas de fútbol, particularmente las del estadio Teddy cuando juega allí Beitar Jerusalén. Los responsables de la institución siempre hablaron de “un puñado” hasta que el martes último, horas antes del partido con el conjunto de Uhm el Fahm (del sector árabe), presentaron a un Juez de la capital una nómina de cincuenta de estos despreciables racistas para que impida su ingreso a la cancha.
No son “un puñado” pero tampoco son tantos como para que la Policía y la Justicia no pueda enfrentarlos. El presidente Peres exhortó a las autoridades del fútbol a erradicar por completo este mal. El pueblo judío casi fue exterminado por racistas y nadie sabe cómo nosotros lo que esa palabra significa, explicó Peres.
Es de esperar que, como consecuencia de la labor que cumple Peres, Israel tenga un gobierno firme que lleve adelante un programa coherente para bien de la población, y, al mismo tiempo, desaparezca por completo el racismo de las tribunas.