Por favor: separen la Biblia del calefón* Editorial AURORA

[Jayme Fucs Bar]

Los noticieros de los canales de televisión difundieron hace un par de días las imágenes de los líderes del partido ortodoxo sefardí Shas, que concurrieron a la reunión con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento del Baba Sali Abujatzera, en su momento un líder espiritual del judaísmo de Marruecos y del norte de Africa en general.
Por supuesto que cada persona tiene derecho a creer en lo que le parece y en eso están incluidos los líderes de los partidos políticos. De ahí a mezclar las creencias religiosas con la campaña política, la distancia debería ser enorme.
Los candidatos de Shas encontraron la manera no sólo de reducir esa distancia sino de hacer una ensalada de ambas cosas.
Los fieles que hicieron el largo viaje hasta Netivot porque desean rezar por el difunto o pedir una bendición frente a su tumba, se encontraron con el hecho de que en realidad estaban participando en una reunión política de Shas.
El rabino Baba Baruj, heredero de Abujatzera instó a los presentes, como para no dejar nada librado al azar, a votar por el partido de Arie Deri y Eli Ishay, realizando las

clásicas promesas a quienes lo hagan.
En otra parte de esta misma edición, publicamos la entrevista con el Dip. Nitzán Horowitz, que se refiere, con ejemplos, a lo que él y su partido Meretz, consideran imposición religiosa. Este es un caso más. Después de la polémica que se desató en su momento por la entrega de botellas con “agua bendita” y demás amuletos a potenciales votantes, Shas aprovecha ahora la fe de determinadas personas para hacer proselitismo.
No hubo, hasta el momento, ningún reclamo de partidos ante el Comité Electoral por este exceso. De pronto, los líderes de otras tendencias lo consideran como algo carente de significado y no como una maniobra politiquera de baja calidad. Si este es el motivo del silencio o, peor aún, que prefieren no denunciar a los colegas de Shas porque después de todo mañana pueden estar sentados en la misma coalición, perdieron la ocasión de defender a quienes todavía creen que la política y la religión no deben ir en el mismo carruaje.
Nada mejor que esta ocasión para decir, recordando a Discépolo: separen, por favor, la Biblia del calefón.

*Aparato calentador de agua de uso doméstico.