JUDAISMO HUMANISTA

O Judaismo Humanista é a pratica da liberdade e dignidade humana

Sherwin T. Wine, un rabino humanista y secular
¿Qué debe hacer un rabino si pierde su fe en Dios? ¿Buscarse otro quehacer y tratar de pasar inadvertido en la comunidad? ¿Alejarse del judaísmo y ocultar su pasado? ¿Deprimirse profundamente y suicidarse en consecuencia? El Rabino Sherwin T. Wine (76) no eligió ninguna de esas opciones cuando —a sus 35 años de edad, en 1963— sintió esfumarse su fe en el Dios de la Biblia.
Nacido en Detroit (Michigan) el 25 de enero de 1928, formado en la U. de Michigan y en el Hebrew Union College, Wine llegó a la conclusión de que el judaísmo es algo demasiado importante como para dejarlo librado a la pura fe en Dios. Que judaísmo es historia, ética, vivencias compartidas, cultura, sentimiento comunitario, folklore, humor, literatura —y también (pero no sólo) religión y liturgia. Que los rituales tradicionales no respondían a una nueva concepción de la vida judía. Que era preciso remozarlos, abandonar la excesiva reverencia por el pasado y estimular una renovación creativa. Puso mente, corazón y manos a la obra.
Obviamente no le fue fácil. En setiembre de 1963 sólo ocho familias de Detroit apoyaron a ese audaz rabino que osó desafiar la sagrada tradición, sosteniendo que centrar la entera vida judía en torno a la Torá y soslayar el resto de la riqueza espiritual del judaísmo significaba empobrecerlo.
Sherwin Wine incorporó la herencia cultural judía laica de los últimos dos siglos al acervo de su nueva corriente. Fue duramente atacado por sectores religiosos y tradicionalistas, y en 1964 la publicación de un artículo sobre el «rabino ateo» en el Detroit Free Press sólo hizo que los ataques arreciaran. En febrero de 1965 la revista Time dio notoriedad internacional al entonces naciente movimiento, y Sherwin Winerecibió, entre otras muchas, una significativa carta de felicitación del prominente humanista y biólogo británico Julian Huxley.
En 1967, Wine convocó a siete rabinos afines a sus ideas, con el objeto de crear un movimiento nacional en Estados Unidos. Entre ellos, hubo un rabino de Deerfield, Chicago, llamado Dan Friedman, quien habría de formar una de las comunidades humanistas más importantes y mejor organizadas de los Estados Unidos. En 1969, las tres primeras comunidades humanistas, el Templo Birmingham y las congregaciones en Westport, Connecticut y Deerfield, Illinois, se reunieron para formar la Sociedad para el Judaísmo Humanista.
Al año siguiente (1970) tuvo lugar la primera asamblea formal de la nueva organización con la asistencia de 150 delegados. Hoy la Sociedad tiene 39 comunidades asociadas en los Estados Unidos y Canadá. En 1981 hubo una importante reunión en el kibuts Shfaim en Israel, donde se inició una fecunda relación con el movimiento israelí Tehilá. En 1982, en Farmington Hills, Michigan, Sherwin Wine convocó a una reunión de organizaciones seculares de distinto carácter, en la que —además de la Sociedad para el Judaísmo Humanista— estuvieron presentes el Congreso de Organizaciones Judías Seculares, Poalei Zion, el Círculo Obrero, los sionistas laboristas y los Norteamericanos para un Israel Progresista. En este encuentro se decidió celebrar reuniones periódicas de líderes de estas instituciones (ahora federadas en la Conferencia de Judíos Seculares y Humanistas) y la publicación de una revista.
En 1985, en un encuentro en Jerusalén, representantes de Canadá, Estados Unidos, Israel y América Latina fundaron el Instituto Internacional para el Judaísmo Humanista Secular, brazo educativo de la organización dedicado a la formación de nuevos líderes.
En 1986, representantes de 11 países se reunieron para crear la Federación Internacional de Judíos Humanistas Seculares. Desde entonces, el movimiento ha ido creciendo y difundiendo su mensaje, realizando conferencias bienales en distintas ciudades: Bruselas, Chicago, Tel Aviv, Moscú, París, Nueva York. En los años en que no se realizan conferencias, se organizan coloquios de alto nivel sobre distintos temas de la vida judía, no sólo con líderes e ideólogos del movimiento sino también con importantes personalidades invitadas. Las agendas de los coloquios son de por sí desafíos intelectuales: «Los judíos no afiliados», «Judaísmo laico y espiritualidad», «Judíos y no judíos en el mundo moderno» y otros muchos temas que siempre congregan a un numeroso público, no sólo perteneciente al movimiento humanista, sino también de judíos curiosos en el mejor sentido.
El Instituto de Judaísmo Humanista Secular de Farmington Hills, en las afueras de Detroit, comenzó a formar madrijim en la década de los 80, pero pronto se comprendió que eso no sería suficiente. En 1990 se inició un programa rabínico (que obliga a todo un currículo paralelo de estudios universitarios). Con la incorporación al movimiento del destacado filántropo y dirigente judío europeo Félix Posen, el movimiento comenzó a hacer hincapié en la enseñanza del judaísmo como cultura a nivel secundario y universitario, en Israel y en la Diáspora. Meitar y Alma, creadas en 1996 en Tel Aviv, fueron las primeras instituciones israelíes dedicadas a enseñar el judaísmo como cultura a estudiantes, maestros e inmigrantes.
En 2001, tres universidades y tres colegios en Israel (Universidad Hebrea de Jerusalem, Universidad de Tel Aviv, Universidad Bar Ilán, Seminario Levinsky, Colegio Ajvah y Colegio Académico de Tel Aviv) comenzaron a enseñar Judaísmo secular como materia en la que es posible obtener títulos de BA y MA. Asimismo hay un fondo que permite otorgar becas para realizar trabajos de doctorado en este campo.
En febrero de este año, un equipo dirigido por Dalia Goren realizó un relevamiento de todos los materiales educativos sobre el judaísmo como cultura editados en Israel. Actualmente hay negociaciones en curso para la enseñanza del judaísmo como cultura en las universidades de Harvard, Berkeley y Michigan en los Estados Unidos, y se ha comenzado a trabajar en una Enciclopedia del Judaísmo Secular cuyo editor-jefe es el Prof. Irmihau Iovel, ganador del Premio Israel y director del Instituto Spinoza. Este año se abre un centro cultural con un programa sumamente ambicioso en la sede de la Federación Internacional de Judíos Humanistas Seculares en Nueva York.
Sherwin Wine no es sólo el gran líder comunitario, notable maestro, orador y conferencista capaz de mantener en vilo a cualquier auditorio; es además uno de los principales ideólogos del Judaísmo Humanista. A diferencia de otros pensadores del movimiento —como el desaparecido juez de la Suprema Corte de Justicia, Jaim Cohn, o el gran especialista en el Holocausto Prof. Iehuda Bauer— sistematizó sus ideas en un libro. En Judaism beyond God (Judaísmo más allá de Dios), publicado en 1985 definió claramente sus ideas, que aúnan un pragmatismo típicamente norteamericano con una profunda sabiduría judía.
Respecto del rol humano en nuestra historia escribe:
"Si la historia judía tiene un mensaje, es el requerimiento de que confiemos en nuestras propias fuerzas. En un universo indiferente nadie puede salvarnos de nuestro destino. O asumimos la responsabilidad por nuestro destino o nadie lo hará. Un mundo sin garantías divinas y justicia divina es inquietante. Pero también es la fuente de la libertad y la dignidad humana."
Wine describe con precisión quirúrgica la realidad del pueblo judío:
"No hay creencias teológicas comunes que unan a todos los judíos. Muchos no tienen ninguna fe teológica. Muchos denuncian a la religión abiertamente. Muchos son abiertamente ateos. Sin embargo, su identidad judía sigue intacta. Los judíos se sienten orgullosos de Sigmund Freud y Albert Einstein como miembros de la tribu. Fracasaron los intentos reformistas de definir a los judíos como una denominación religiosa y nada más. Excluían a demasiada gente obviamente judía. Una definición que soslaya a Theodor Herzl y a Golda Meir no puede ser convincente."
Asimismo plantea el tema de la identidad judía contemporánea:
"La identidad judía está íntimamente ligada a la memoria judía. Y la memoria judía es una enciclopedia de razones para el agnosticismo, el escepticismo y las aspiraciones humanas de crear un mundo mejor. La tradición teísta del establishment judío, que está totalmente reñida con la experiencia judía, hace que el mensaje humanista resulte más pertinente que nunca. Ser judío, teniendo una conexión auténtica y realista con la historia judía, es una forma de reforzar el enfoque humanista de la vida, una manera de fortalecer nuestra conciencia de la importancia de la razón y la dignidad humanas.
El judaísmo (como lo señalamos al comienzo de este libro) es una doctrina sobre el valor de la identidad judía. El viejo judaísmo encuentra valores teológicos en la identidad judía. El nuevo judaísmo encuentra valores humanistas en la identidad judía."
Sherwin Wine tiene ideas muy claras sobre la estrecha relación del Estado de Israel y la Diáspora, así como del vínculo indisoluble de Israel y el judaísmo. Luego de censurar los intentos de los «cananeos» israelíes de desvincularse de la Diáspora, escribe:
"No importa con cuánta pasión algunos israelíes traten de ser israelíes sin ser judíos: han de fracasar en este intento. A los ojos del mundo, Israel es un estado judío con una conexión profunda con los judíos de todo el mundo. Así como los gentiles norteamericanos identifican a los judíos norteamericanos con la conducta del estado de Israel, del mismo modo la opinión pública identifica a los judíos, estén donde estuvieren. Esta conexión no puede ser rota. Israel es el centro de habla hebrea de una entidad social más amplia denominada el pueblo judío, que de acuerdo a las convenciones internacionales vigentes, no posee un status político oficial."
Sherwin Wine ve la experiencia judía como algo totalizador, mucho más vasto que lo que puede ofrecer, con toda su importancia, la literatura bíblica sacralizada. En otro de sus libros, Celebration, escribe:
"El humor judío es el legado de la experiencia judía. No surgió de la Torá ni del Talmud. No fue creado por sacerdotes, profetas y rabinos. Tampoco es la creación de escritores famosos. El humor judío es la respuesta de judíos ordinarios a los extraordinarios horrores de la historia judía. Frente a un mundo injusto e indiferente al sufrimiento humano, los judíos aprendimos a reírnos en lugar de rendirnos y morir."
En otro pasaje del mismo libro, afirma Wine la legitimidad del pluralismo judío:
"El Judaísmo debe afirmarse como un marco cultural y estético en el cual es posible una variedad de enfoques filosóficos. Tanto el teísmo místico como el humanismo empírico son legítimos. Las costumbres y las ceremonias judías constituyen experiencias poéticas variables, que pueden servir a un amplio espectro de valores y tradiciones humanas."
Por último, cabe citar el ideario de este gran pensador judío contemporáneo, planteado en frases cortas y tajantes al final de Judaism beyond God:
"Los judíos humanistas quieren unificar sus creencias y su conducta para manifestar su integridad como seres humanos. Por ello desean afirmar:
Que son discípulos de la Revolución Secular.
Que la Revolución Secular fue buena para los judíos.
Que la razón es el mejor método para el descubrimiento de la verdad.
Que la moralidad se deriva de las necesidades humanas y constituye la defensa de la dignidad humana.
Que el universo es indiferente a los deseos y aspiraciones de los seres humanos.
Que el hombre en última instancia sólo puede confiar en su prójimo.
Que la historia judía constituye el testimonio de la ausencia de Dios y la necesidad de la autoestima humana.
Que la identidad judía es valiosa porque conecta a los judíos con su historia.
Que la personalidad judía se deriva de la historia y no de los textos oficiales que pretenden describirla.
Que la identidad judía sirve a la dignidad individual y no a la inversa.
Que el pueblo judío es una familia universal que tiene su centro en Israel y sus raíces en la Diáspora."
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