Albert Einsten nació en Ulm, Alemania en 1879. Sus padres: Hermann y Pauline eran judíos de clase media. Desde muy joven se interesó por las matemáticas. Con tan sólo doce años conocía perfectamente la geometría euclidiana. Tímido y retraído, con dificultades en el lenguaje y lento para aprender en sus primeros años escolares; apasionado de las ecuaciones, cuyo aprendizaje inicial se lo debió a su tío Jakov que lo instruyó en una serie de disciplinas y materias, entre ellas álgebra: ``...cuando el animal que estamos cazando no puede ser apresado lo llamamos temporalmente ``x” y continuamos la cacería hasta que lo echamos en nuestro morral”, así le explicaba su tío, lo que le permitió llegar a temprana edad a dominar las matemáticas. Dotado de una exquisita sensibilidad que desplegó en el aprendizaje del violín. De Joven vivió en Munich, en esa época comenzó a tocar violín con obras de Beethoven y Mozart, judío de nacimiento no practicaba la religión. A la edad de quince años, se traslado junto a sus padres a Pavía, Italia. Un año después, viajó a Suiza, donde consiguió su ciudadanía (en 1900), aprobó los exámenes en una escuela secundaria, se graduó como físico e ingresó al Instituto Politécnico Nacional de Zurich, dónde pasó dos años como profesor suplente. En 1902 estaba trabajando en la Oficina Suiza de Patentes de Berna; en él debía de anotar los detalles de los inventos que se registraban en la oficina. En 1903, se casó con Mileva Maritsch (Física al igual que Albert), tuvo dos hijos con ella: Hans Albert y Eduard, ella falleció en 1948, 29 años después de haberse divorciado de Einstein. En 1905 le escribió una carta a un amigo prometiéndole cuatro trabajos, en la cual describía que el primero se trataba sobre la radiación y la energía de la luz, dónde afirmó que ésta en ciertas circunstancias se comporta como una partícula; en el segundo trataría sobre el tamaño del átomo; el tercero trató sobre el movimiento que presentan las partículas dentro de un fluido (el movimiento browniano); el cuarto sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, y el quinto (uno más de los que había prometido) se titulaba ``la relatividad espacial``. Estos artículos fueron publicados por fin en el número 17 de la revista alemana Anales de Física. La teoría de la relatividad espacial decía, en pocas palabras, que no es posible viajar a la velocidad de la luz, y mucho menos a mayor velocidad que ella; y como segundo término que cada objeto viajando a distinta velocidad con respecto a otro, posee un espacio y un tiempo propio, es decir, que el tiempo y el espacio son ``relativos`` de cada persona según la velocidad que posean. De aquí surgió la famosa ecuación: E=m.c*, donde
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